El Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA) ha presentado en el cine Doré su segundo Informe ODA contra la gordofobia, que analiza la imagen que se ha proyectado de las personas gordas y con otras corporalidades no normativas en el cine y las series españolas de 2023. Este estudio demuestra que, en todo un año de ficción, solo el 6,6 % de los personajes son gordos. Mediante el análisis de 101 películas y 70 temporadas de series han podido comprobar que, pese a que porcentualmente ha aumentado la representación de corporalidades disidentes en pantalla, en general estos personajes aparecen muy estereotipados. El Informe cuenta con una carta de apertura de Beatriz Cepeda y Enrique Aparicio, creadores del podcast “¿Puedo hablar!”, y se ha realizado en colaboración con el Ministerio de Cultura a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y de las empresas socias Diamante de ODA, Netflix en España y Filmin.
La segunda edición de esta investigación, centrada en una de las diversidades más olvidadas, indica que en 2023 ha habido un notable aumento de las corporalidades disidentes en la ficción audiovisual nacional. Donde en 2022 había un 5,4 % de personajes en películas y un 4,7 % en series, en 2023 las cifras han ascendido al 8,83 % en cine y al 8,2 % en ficción seriada. En ambos casos, han crecido casi cuatro puntos porcentuales debido a la mayor presencia de personajes gordos, cuya inclusión prácticamente se ha duplicado.
De todas formas, estas siguen siendo cifras muy alejadas de la realidad del Estado español, donde el 55,6 % de les adultos y un tercio de les menores no entran en lo definido como normopeso según la investigación conjunta realizada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN).
Además, la presencia de dichos personajes está muy condicionada por estereotipos como señalar la pasión por comer como un rasgo de las personas gordas o los comentarios jocosos sobre su aspecto. No es casual, de hecho, que se acuda con frecuencia al humor como vehículo para interpretar la gordura, mostrada habitualmente como una otredad ridícula.
Este año, como novedad respecto al primer Informe ODA contra la gordofobia, el Observatorio ha implementado una herramienta nueva que han bautizado como Test Divine en honor a la icónica artista drag. Surgida en base al Test de Vito Russo, han creado un cuestionario que, aplicado a cada uno de los personajes que entra en el análisis, permite obtener datos concretos sobre su relevancia dentro de la producción. De ese modo, el Test Divine muestra que tan solo el 24,29 % de los personajes con corporalidades disidentes en películas y el 19,75 % en series tienen tramas importantes que no giran exclusivamente alrededor de su apariencia. Por tanto, las narrativas de los personajes con corporalidades no hegemónicas en pantalla se ven muy condicionadas por su aspecto. Además, más de la mitad de estos personajes con corporalidades disidentes no tienen trama propia, lo que quiere decir que aquellos que se salen de la hegemonía corporal suelen tener una presencia más secundaria.
La distribución por género no sigue un patrón concreto, sino que va cambiando en películas y series. Por ejemplo, en cine aparecen más hombres con corporalidades no hegemónicas que mujeres, mientras que en series son las mujeres gordas las que tienen más presencia. Dado que ODA analiza las producciones a través de un equipo de voluntariado, ha podido comprobar que les espectadores son mucho más proclives a nombrar como gordas a las mujeres que a los hombres. Además, mientras que ellos reciben más burlas en tono cómico sobre su cuerpo cuando tienen que correr o realizar alguna actividad física, ellas tienden a ser víctimas frecuentes de la hipervigilancia hacia su aspecto mediante comentarios que parten de la cultura de la dieta o de la presión estética.
Al igual que ocurría en el informe anterior, la edad sigue condicionando la representación de la disidencia corporal en las pantallas. Tanto en hombres como en mujeres, la mayoría de estos personajes se concentran en la franja de mayores de 50 años, de manera que en el cine encontramos aquí al 50 % de los personajes gordos y al 40 % de aquellos con otra corporalidad. Lo llamativo es que mientras que en los hombres su corporalidad es tratada con más cotidianidad, las mujeres se ven sujetas a burlas e incluso se utiliza su sexualidad cuando se encuentran en la tercera edad en clave de humor.
Quienes más sufren la violencia de la gordofobia son los personajes menores de edad, pues la aparición de la gordura en esta franja va de la mano de burlas hacia su apariencia. Esto, junto con la escueta representación de diversidad corporal en niñes, hace que los pocos referentes gordos que pueden encontrar en el audiovisual están condicionados por el discurso de odio.
En cuanto a la intersección entre diversidad corporal y otras identidades, en 2023 continúa siendo escasa, aunque han aparecido algunos ejemplos complejos e interesantes. Respecto a la discapacidad, aunque la intersección con cuerpo gordo es anecdótica, vuelve a suceder que los personajes con discapacidad son leídos directamente como corporalidades no normativas. Una discapacidad visible se vincula a la corporalidad no normativa.
En el caso de la racialización, los números sobre personajes gordos racializados son igualmente bajos. En cine, hay solo cuatro personajes, todos latinos, mientras que en series se abre el abanico. Pese a todo, el Observatorio detecta que las mujeres latinas gordas en series están asociadas con trabajos estereotípicos, relacionados con las cadenas globales de cuidados.
En el caso de los personajes LGBTIQA+, se han diversificado en series, teniendo representación casi todas las siglas excepto las grandes olvidadas (asexualidad e intersex), pero en cine solo hay un único personaje que sea gordo y queer.
Desde ODA señalan que la falta de personajes LGBTIQA+ gordos, así como el hecho de que gran parte de ellos sean mayores de 30 años, puede estar relacionado con la asexualización impuesta a las personas gordas, que no son leídas ni como deseantes ni como deseables por parte del audiovisual. Parte de la base de que la representación queer está muy asociada a la juventud y a las tramas de búsqueda de pareja, de modo que es posible conectar esta ausencia de diversidad corporal con la interpretación que desde el cine y las series se hace de las personas gordas.
El objetivo de este segundo Informe ODA contra la gordofobia es promover imágenes diversas y no estereotipadas en los medios, que erradiquen prejuicios y actitudes discriminatorias hacia las personas gordas o con otras corporalidades disidentes, además de poner el foco en el enorme problema de gordofobia existente tanto en la sociedad como en la ficción española.