El Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA) presentó en el Cine Doré de Madrid el Informe ODA 2025, resultado de un análisis de 102 películas y 79 temporadas de 78 series lanzadas durante 2024. El estudio, apoyado por el Ministerio de Cultura, la Dirección General de Derechos Culturales, el ICAA, Prime Video, Banijay Iberia, Filmin y Fundación Once, revela que los personajes LGBTIQA+ acaparan solo el 10,1 % del total frente al 9,85 % del año anterior, aunque solo un 35 % supera el test de Vito Russo, reflejando un retroceso en calidad y visibilidad. Los creadores detectan además que seis largometrajes concentran el 45,76 % de esa representación y trece series acogieron el 46,92 %.
Durante la mesa redonda celebrada el 26 de junio, Jazmín Beirak, directora general de Derechos Culturales, declaró: “este es un trabajo que ya es una referencia en los medios audiovisuales. Desde la dirección general de Derechos Culturales tenemos la convicción de que la cultura es un derecho humano, pues configura nuestra realidad. Por eso, las producciones audiovisuales no pueden seguir perpetuando lógicas de exclusión”. Ignasi Camós, director general del ICAA, recalcó: “El Informe ODA realiza una importante labor para que luego encontremos mecanismos que consigan un cambio real… solo midiendo podemos entender y entendiendo podemos mejorar”, advirtiendo que “la representación en la ficción lleva un tiempo estancada, y debemos exigir que la diversidad esté presente tal y como está en nuestra sociedad”.
El informe denuncia que los personajes LGBTIQA+ siguen confinados en roles secundarios y arraigados a estereotipos —los gays son mayormente promiscuos y asociados a adicciones, las lesbianas “normativas”, las identidades bi+ carecen de claridad, la experiencia trans se limita a imágenes transfemeninas estereotipadas y no hay personajes asexuales e intersexuales—, mientras las narrativas siguen centradas en el acoso y la búsqueda de pareja, con escaso abordaje de la discriminación desde un enfoque crítico.
Se mantiene la concentración de los personajes LGBTIQA+ en determinados géneros audiovisuales, siendo los principales drama, comedia y comedia dramática. Del mismo modo, las narrativas más recurrentes siguen siendo las relacionadas con el acoso social o familiar y la búsqueda de pareja. Encima, nos topamos con el preocupante dato de que, en cine, solo tres películas abordan la discriminación desde una perspectiva de denuncia. Mientras, en series, aumentan las tramas sobre matrimonio igualitario, que comienzan a equipararse con las que se centran en la promiscuidad.
Al mismo tiempo, cada sigla sigue anclada a unos clichés específicos: los gays continúan siendo promiscuos y estando vinculados a las adicciones, las lesbianas son normativas, los personajes bi+ jóvenes y no se identifican dentro del paraguas claramente, la experiencia trans se limita a un imaginario muy concreto transfemenino y otras identidades queer, como las personas asexuales o intersexuales, ni siquiera cuentan con presencia en las pantallas.
En cuanto a la representación racializada, solo un 12,03 % de los 1 870 personajes analizados entran en esta categoría, con un predominio de latinos (44 %) ubicados en roles estereotipados y vinculados a procesos migratorios, mientras los personajes gitanos desaparecen por completo de las series. La presencia de personas con discapacidad crece ligeramente al 3,26 %, aunque la mayoría de los papeles son interpretados por actores sin discapacidad y apelan a una narrativa de superación emocional que obvia los obstáculos estructurales. Como dato destacable, aparece por primera vez «Buffalo Kids», una ficción infantil protagonizada por un joven con parálisis cerebral, marcando una excepción positiva.
La cifra de representación de mujeres ha descendido después del aumento experimentado en años anteriores. Pese a este descenso de 1 punto porcentual, se sigue por encima del 44 % de ediciones anteriores. La distribución de personajes según el género queda, por tanto, de la siguiente forma: un 52,94 % de hombres, un 46,84 % de mujeres y un 0,22 % de personas no binarias representadas en cuatro personajes, dos menos que el año anterior. Los personajes femeninos suelen construirse desde la hegemonía, ya que la mayoría de mujeres que vemos en pantalla son blancas, cishetero y no tienen discapacidad, además de que cuando son mayores de 50 se concentran en determinadas producciones. Pero lo más interesante es que han aumentado las creaciones que giran alrededor de la violencia sexual, o al menos la tienen como foco de tramas relevantes, en ocasiones llegando incluso a banalizarla. Continúa también la presencia de tramas que tienen la masculinidad hegemónica como elemento cómico, pero sin deconstruirla, más bien al contrario, ya que estas producciones suelen perpetuar estereotipos misóginos. Otro dato destacable es que desciende el número de personajes no binarios a pesar de la baja representación con la que ya contaban, pues únicamente aparecen 4 personajes no binarios en 2025. Por tanto, aunque se han empezado a plantear maneras diferentes de abordar el género en pantalla, todavía no se rompen los moldes de la hegemonía.
La cineasta Beatriz Mbula llamó la atención sobre la invisibilidad de las historias racializadas: “dar voz a mujeres que han sido invisibilizadas nos va a permitir construir nuevos imaginarios y futuros, que a su vez darán lugar a un cine mucho más multicultural, fructífero y para todo el mundo”. En el terreno de la discapacidad, el actor Carlos Soroa criticó la ausencia de intérpretes con discapacidad para roles que los requieren: “me han rechazado de varios casting por ser un actor sordo… invitan a eventos o premieres en los que no hay intérprete, lo que hace que esté aislado en ellos”. Para la actriz Alex de la Croix, la precariedad en la industria y la falta de representación están estrechamente vinculadas, y destacó la importancia de estar “detrás de las cámaras”, para evitar ser “instrumentalizada para hacerse un lavado de cara”. Por su parte, Hammudi Al‑Rahmoun Font alertó sobre los estereotipos en personajes árabes: “cuando buscábamos al protagonista de Dieciocho… todos los reels que mandaban los actores marroquíes era haciendo de terroristas”, lo que lleva a perpetuar una imagen que “justifica toda tu política exterior”.
Paula Serna, directora de investigación del ODA, resumió la situación señalando que: “la reacción conservadora, con tramas que refuerzan estereotipos nocivos hacia estos colectivos vulnerabilizados, es más fuerte que la llegada de personajes diversos complejos… animamos a la industria a seguir apostando por la representación, pues impulsar narrativas menos convencionales es también defender la creatividad, una creatividad que se ha demostrado, además, atractiva para las audiencias”.
El Informe ODA 2025 demuestra que, pese a una ligera evolución cuantitativa, la calidad de la diversidad en las pantallas españolas sigue rezagada, con presencia concentrada, estereotipos persistentes y una escasa inclusión auténtica. En un entorno sociopolítico global que comienza a recortar derechos, la investigación subraya la urgencia de acompañar la medición con compromisos reales que promuevan una ficción más plural, equitativa y respetuosa con las múltiples realidades de la sociedad española.