La plataforma de video bajo demanda Filmin cerró con una facturación de 19.72 millones de euros y un beneficio de 326 mil 858 euros, un 87% menos que en el ejercicio anterior, en el que se situó en 2.58 millones. Los datos del cierre de Filmin tienen anonadado al sector audiovisual. El porcentaje también sorpendió a los principales medios económicos españoles.
“Una pérdida de casi un 90% supondría, en cualquier empresa, su cierre definitivo”, señalan expertos.
La empresa presidida por Álvaro Mariategui, vinculado al fondo Nazca (que junto con Seaya poseen el 51% de la plataforma), también bajó un 89% su resultado de explotación, situándose en 376 mil euros. Una situación que se achaca, en parte, al estallido de la burbuja de las plataformas de streaming, pero también al propio modelo de negocio de Filmin, que se ha dirigido hacia un público selecto y con escasa imbricación en la producción audiovisual nacional, a la que prácticamente no ha contribuido, cuestión que por otra parte, sí acometen las plataformas generalistas.
En ese sentido, Filmin se ha configurado como en un videoclub online de cine alternativo, con poco más de sesenta empleados y que en sus quince años de vida apenas ha puesto en marcha una decena de producciones originales que no han generado gran popularidad. Los números presentados por Filmin no sólo suponen un duro varapalo para propietarios e inversores de la plataforma, sino también un revés importante para Jaume Ripoll, uno de sus cofundadores y principal rostro público de la misma, que, según se comenta en el sector, hace y deshace a su antojo.
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