25 MAR 2022

¿Cuáles son los desafíos de la conectividad en Brasil?

Una investigación de PwC/Locomotiva identificó que temas como el alto costo, las deficiencias de infraestructura y las limitaciones de acceso están entre las causas de la desigualdad en la conectividad.

25 MAR 2022

Compartir
  • Facebook
  • X
  • Linkedin
  • Whatsapp

PwC Brasil y Locomotiva Instituto de Pesquisa presentaron su estudio "El abismo digital", realizado con el objetivo de mapear el acceso a internet en Brasil y establecer relaciones entre conectividad y desigualdad socioeconómica.

La encuesta identificó que el 81% de la población de 10 años y más usa internet. Sin embargo, solo el 20% del contingente tiene acceso de calidad a la red. Solo un tercio de la población puede considerarse totalmente conectada. El reporte destaca que la tasa más alta corresponde prácticamente a la totalidad de la población blanca de las clases A y B. Por otro lado, los negros, pertenecientes a las clases C, D y E (estas dos últimas con sólo el 8% de los internautas plenamente conectados), están sin acceso a la conexión casi la mitad del mes. El número de desconectados en el país alcanza el 60%.

Buscando comprender y segmentar el acceso, la investigación estableció cuatro perfiles de usuarios brasileños, a partir de la experiencia de los internautas en el uso de datos. Los que están totalmente conectados -casi 50 millones, que representan el 29% de la población- se concentran en las regiones Sur y Sudeste, tienen celulares de pospago, están educados y tienen acceso a notebooks y datos para usar internet por un período de 29 días. Mientras tanto, los parcialmente conectados (26% de los brasileños, un total de 44,8 millones) son del Sudeste, menos educados, predominantemente negros y pertenecientes a las clases C, D y E, con un acceso promedio de 25 días al mes. Por su parte, las regiones Norte y Nordeste tienen un predominio de 41,8 millones de usuarios (25%), que son menos educados, de las clases D y E y también en su mayoría negros. En este caso, el periodo medio del último mes en el que estas personas tuvieron datos disponibles para acceder a internet fue de 19 días. Los desconectados comprenden un grupo de 33,9 millones de personas (20%), hombres analfabetos, de las clases C, D y E y adultos mayores.

Entre las razones que conducen al acceso desigual se encuentran las deficiencias en la infraestructura de conexión. El informe llama la atención sobre el tema colectivo, en el que a menor disponibilidad de antenas frente a la demanda, menor velocidad de conexión. Además, cuanto más bajos son los ingresos, peor es la señal. El estudio indica que 13,5 millones de hogares tienen conexión de banda ancha móvil vía módem o chip, que es más lento para acceder a internet, de los cuales el 69% tiene conexión por cable y/o fibra óptica y el 22% vía módem o chip. El 9% dice no saber el tipo de conexión que utiliza.

El valor también tiene un impacto significativo en el acceso: el 68% de los hogares que no usan internet señalan que el alto precio de los servicios es una de las razones para no contratarlos. Brasil ocupa el puesto 48 entre 210 países en términos de costo de acceso. En cuanto a tarifas de telefonía celular pospago, el país se encuentra en la posición 91. En ese sentido, es importante señalar que el 99% de los brasileños tienen teléfonos inteligentes para acceder a Internet, lo que impide el acceso al hardware. A pesar de ello, el 58% tiene el celular como único dispositivo de conectividad. La computadora, entre notebooks y desktops, es utilizado por el 42% de la población.

Con la expansión de la pandemia, la desigualdad de acceso también se hizo evidente en el ámbito educativo, especialmente entre la educación pública y la privada. Según la encuesta TIC Educación 2020, cerca de 6 millones de estudiantes (desde preescolar hasta posgrado) no han podido tomar clases a distancia por falta de acceso a internet en sus hogares, destacando que la mayoría se encuentra en la educación primaria pública. PwC/Locomotiva señaló que, antes de la crisis, solo 1 de cada 5 escuelas de las redes públicas y privadas invertía en tecnología para la enseñanza, lo que dificultaba la adaptación a las clases a distancia.

Notas relacionadas Notas relacionadas