La serie "Desalma", una producción original de Globoplay, la plataforma OTT de Globo, muestra el potencial de la compañía para producir obras de diversos géneros, guiones dinámicos, narraciones atractivas y temas alineados a un consumidor conectado. Novedad de este año en el catálogo internacional de productos, la producción escrita por Ana Paula Maia debutó con éxito este mes en Globoplay, que está disponible en Brasil y en los Estados Unidos.
Su director Carlos Manga Jr. (de ‘Aruanas’ y ‘Si Cierro Los Ojos Ahora’, nominada para los premio Emmy Internacionale 2019), que firma la dirección artística de la producción, explica que la idea era crear una atmósfera de suspenso, aprensión e incluso cierta molestia. "Es una serie que trabaja con lo subliminal. Nuestro objetivo era crear la atmósfera y generar un estado de suspenso. Los elementos sobrenaturales existen porque forman parte de la atmósfera mística, que está cargada de metafísica. El público sabe lo que pasa, pero no lo ve, sólo lo percibe. Estos elementos hablan de lo sobrenatural a medida que hablan de la densidad. Si pudiera usar tres palabras para definir la atmósfera de 'Desalma' serían densidad, rareza y rigor".
Para aumentar aún más la atmósfera de suspenso, la serie también contó con la asesoría del sonidista alemán Alexander Wurz, especialista en producciones del género de suspenso sobrenatural que ha realizado obras como "The Dark Valley", "Cold Hell" y la serie "Dark".
La trama de "Desalma" se desarrolla en Brígida, una pequeña ciudad de colonización ucraniana en el interior del sur de Brasil. La tradicional fiesta de Ivana Kupala está prohibida en el calendario festivo del lugar. Treinta años más tarde, la población se prepara para el regreso de la fiesta, pero acontecimientos enigmáticos empiezan a asustar a la comunidad. Tres mujeres quedan marcadas por transformaciones y pérdidas, algunas de ellas irreparables. En la víspera de la noche más oscura del año, cuando las almas oscuras tienen el poder de caminar sobre el mundo de los vivos, el bosque parece atraer a los ingenuos a su interior frío, de árboles altos, donde los fenómenos sobrenaturales persiguen a los miembros de las familias involucradas en la tragedia del pasado.
Carlos Manga Jr. comparte algunas reflexiones en torno a su mirada acerca de la producción.
¿Qué elementos reflejan el género sobrenatural?
El gran desafío de hacer un género es conseguir los códigos correctos. Lo primero que hay que mencionar sobre el envase de "Desalma" es el vestuario, que tiene dos momentos: uno en el que casi no aparece, pero que despierta interés; y el otro en el que aparece y aborda temas folclóricos. Al principio, buscamos una paleta de colores neutros, ya que los tonos son todos rebajados. Yendo en contra de la dirección sugerida, el vestuario está todo conectado. En el caso de Haia (personaje interpretado por la actriz Cássia Kis), por ejemplo, es necesario que el público crea que ella bordó su propia capa, que ella usa ese abrigo desde hace muchos años o que ha pasado de madre a hija. Todo en ‘Desalma’ tiene que tener un aroma, uno cree que eso es real. En la fotografía, escapamos de los clichés. Grabamos muchas escenas de día en el extremo sur de Brasil, donde encontramos ese bosque rodeado de árboles. La sensación es que el bosque es infinito. Son árboles enormes y prácticamente geométricos en columnas, donde el sol no puede pasar. Es como un tablero de ajedrez: cuando estás en medio de ese bosque, miras a tu alrededor y hay árboles y más árboles. La luz apenas llega a la gente. Es muy interesante porque sabes que es de día, pero la atmósfera es densa, porque el sol no puede atravesar esta barrera.
¿Cómo define los tres personajes centrales de la trama: Haia, Ignes y Giovana?
El personaje de Cassia Kis (Haia) es central porque es el eje de toda la trama. Giovana, el personaje de Maria Ribeiro, es una mujer urbana y cosmopolita que llega de São Paulo (Brasil) después de perder a su marido, que es de Brígida e hijo de ucranianos. Ella llega con sus hijas a ocupar una casa que pertenece a su familia y, a partir de entonces, se ve envuelta en esta niebla que forma parte de la atmósfera de Brígida. Ignes pierde a su hermano y no lo acepta. Vemos que la pérdida sobrepasa los personajes, es parte de la conexión entre ellos. Hoy, Ignes tiene un hijo que sufre los efectos sobrenaturales de todo lo que Haia construye al no aceptar la muerte de su hija. Todos los personajes son muy interesantes, son variados y tienen muchos estratos. Hay mucha complejidad. Como son ucranianos, tienen una dureza sufrida. No ves una lágrima, pero sientes el dolor de esa persona.
La trama se desarrolla en dos décadas, en una narración de idas y venidas. ¿Qué diferencias estéticas y de lenguaje ha elegido para cada una de las fases?
Hay varias maneras de abordar tiempos paralelos y épocas diferentes. Hemos elegido trabajar en la fotografía de manera que el público vea y ya sepa. La tendencia de color cambia entre las épocas. Los años 80 están más amarillentos, hay algo más de primavera porque en esa época los jóvenes eran más felices, tenían más vida. Tenían más color, mucho antes de que las tragedias comenzaran a suceder. La fotografía actual tiene el día oscuro y denso.
¿Cuáles fueron las ventajas de grabar en Serra Gaucha, en el interior del sur de Brasil?
Ana Paula Maia fue a Prudentópolis para conocer la tradición ucraniana en Brasil. Pero después de que la historia ficticia fue creada, llegamos a la conclusión de que en ciudades como Antonio Prado encontramos una forma de construcción que tenía mucho que ver con las construcciones ucranianas. En Rio Grande do Sul, estado del sur de Brasil, teníamos ciudades muy peculiares y también el bosque, que en la historia tiene elementos como cascadas, lagos y bosques.