7 OCT 2024

Jorge Bacaloni: “La piratería tiene un efecto contaminante que altera toda la cadena de valor del contenido”

El Presidente de Alianza, explica por qué y cómo la piratería afecta a toda la cadena de valor del negocio audiovisual, y cómo se ven afectados también los usuarios y la propiedad intelectual en este contexto.

7 OCT 2024
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Jorge Bacaloni

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Alianza contra la Piratería Audiovisual es una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo luchar contra todas las modalidades de piratería, las cuales generan pérdidas no sólo en prejuicio de la industria sino también para los gobiernos. Para conversar sobre esta problemática, Señal News entrevistó a Jorge Bacaloni, Presidente de la Junta Directiva y Gerente Regional de Antipiratería de Vrio Corp., quien explica la metodología utilizada para advertir dónde está el contenido ilícito, cómo se lo clasifica y de qué manera se establecen los objetivos de acción.

¿Por qué es necesario proteger la propiedad intelectual en la industria audiovisual ante el avance de la piratería?
“La realidad es que con la piratería se está afectando a la cadena de valor y también al desarrollo creativo, porque en definitiva estamos hablando de propiedad intelectual, aplicada específicamente a la producción audiovisual. No obstante, también está el interés de la gente y el valor que le da a este tipo de contenidos. Evidentemente el valor existe porque, de lo contrario, no lo consumirían en forma masiva y de distintas maneras. Un buen ejemplo es analizar qué pasa cuando se consume contenido ilegal de partidos de fútbol, porque los clubes, que son los que se financian con el derecho audiovisual, no reciben ingresos con la piratería. Y aunque parezca mentira, hay clubes que tienen hasta el 100% de sus ingresos basados en la comercialización del derecho audiovisual. Entonces, si no recibe el dinero, no se puede financiar. Y ahí es donde hablo de la cadena de valor. Porque hay un montón de gente que está trabajando para la generación de ese contenido y está vinculada en forma directa o indirecta a la creación, y no recibe lo que debería percibir. La piratería tiene un efecto contaminante que altera toda la cadena de valor del contenido. Y, además, algo que no es menor: el efecto cultural. Es imprescindible que se respeten los derechos de propiedad intelectual porque, de lo contrario, no se puede jugar de manera limpia en el mercado. Con la piratería no es posible explotar los contenidos como es debido, algo que también afecta a la inversión”.

¿Por qué resulta tan significativo el bloqueo de contenidos ilegales?
“Fundamentalmente porque se trata de un delito transnacional. Hoy, un pirata que está en Perú puede impactar muy seriamente en Argentina; otro que está en Argentina puede hacer lo propio en Ecuador; e incluso, si alguien está en China podría impactar en toda la región. En este contexto, podemos pensar en identificar a estas personas y perseguirlas, siempre y cuando estén las condiciones para hacerlo; pero, si no se dan, hay otras medidas que son más efectivas, como los bloqueos. Es el caso de Fútbol Libre, donde se bloquearon una gran cantidad de dominios para no permitir acceso a su contenido. Aquí lo importante es cómo se fundamenta todo esto y cuál es el bien jurídico protegido. Seamos claros: el bien jurídico protegido no es solamente la propiedad intelectual, sino que también están los usuarios, las relaciones de consumo y cómo se ven afectadas. Por eso, hoy trabajamos en la concientización porque las empresas legales tienen clientes que exceden al contenido; mientras que los piratas sólo tienen víctimas o potenciales víctimas. Esto es así porque al pirata no le importa la relación con el cliente final, ni si el cliente final disfruta del contenido. El pirata no desarrolla el contenido, se lo roba a alguien para ofrecerlo a otras personas con el único objetivo de generar ganancias, y no le importa cómo vaya a lograrlo”.

¿Cómo es el trabajo para advertir dónde se está emitiendo contenido ilegal?
“Dependiendo del tipo de piratería, hacemos ciertos análisis y establecemos cómo aplicamos la modalidad. Nosotros también tenemos un laboratorio que está en San Pablo, que lo administra una empresa de tecnología que es miembro de Alianza. Originalmente, ese laboratorio se desarrolló para la compra de todos los dispositivos que aparecían en el mercado; después, una vez que aparecían, se compraban y se instalaban en el laboratorio para analizar tanto el hardware como el software. En base de esos resultados, hacíamos un catálogo y un ranking de cuáles eran los más comercializados, según cada país y en la región. Con el correr del tiempo fueron apareciendo sitios y aplicativos, de manera que empezamos a hacer un análisis de todos los servicios y páginas que aparecen a través del proveedor de tecnología. Porque esto se hace con tecnología. Y una vez que tenemos detectados los servicios ilegales, también hacemos una clasificación, y en función de eso accionamos con los que tienen mayor dimensión, más alcance, y que más impactan la industria”.

¿Cómo ha evolucionado la relación con los gobiernos en torno del combate a la piratería?
“Antes, la piratería estaba fuera del radar de los gobiernos, hoy está adentro. Es una de las cuestiones que le da sustento a las acciones que se vienen tomando. Porque, de a poco, se tomando conciencia que la piratería ocasiona problemas en la generación de empleo, que produce evasión impositiva y que la problemática supone un montón de aristas. Tiempo atrás no había mucha visibilidad, fue todo un trabajo de concientización que tuvimos que hacer para que las autoridades también entendieran que no se trataba solamente de un tema vinculado con la propiedad intelectual y que realmente está afectando a la población. De todas maneras, cada país tiene una dinámica distinta y algunos están más evolucionados que otros. En algunos casos, la colaboración viene por la parte administrativa y por los entes reguladores; en otros llega por el lado de la justicia. En países como Brasil, Perú y Uruguay trabajamos con los entes reguladores; en Argentina y Colombia lo hacemos con la justicia. Brasil es un país en el que estamos articulando muy bien, con buena parte del gobierno de la mano de Anatel. No obstante, también existe un trabajo conjunto con la industria, incluso con empresas que no forman parte de asociaciones pero que también colaboran y están involucradas en las acciones antipiratería y nuestras métricas. De hecho, en nuestro último informe, de julio, vimos que la piratería online se redujo un 1.7%. Parece poco, pero con el crecimiento vertiginoso que tiene la piratería, este dato es relevante. Ningún país de la región bajó la piratería, en todos subió; pero en Brasil bajó. Es importante señalarlo porque en Brasil hay una muy buena coordinación y una fuerte presencia, tanto del sector privado como del sector público”.

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